Por Claudia Rafael
“La audacia -escribe Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo- es una de las cualidades más evidentes de los hombres que no corren peligro”. Ciertos deportes extremos y ciertas aventuras en islas remotas, de ésas con las que se satura a diario la televisión, responden a ese concepto. En las antípodas ideológicas y existenciales van quedando los otros, esas pobres criaturas humanas cuya mayor aventura es mantenerse con vida y alimentar a la prole, en un mundo que es verdaderamente peligroso. El Dakar, una competición motociclística y automovilística que se realiza desde hace tres décadas, se corre este año, por tercera vez, en circuitos de la Argentina y de Chile. Esto se debe –dicen los organizadores- a la inseguridad que reina en ciertos países del África sahariana y subsahariana.